viernes, 3 de abril de 2015
Creación de tipografía desde principios básicos gemétricos
El arte de la tipografía consiste en hacer legibles y atractivas visualmente las palabras y los signos gráficos que las acompañan.
Los orígenes de la palabra impresa se remontan a los tipos móviles tallados en madera inventados por Gutenberg en Alemania, los cuales, a lo largo de un rápido desarrollo, evolucionaron hacia la impresión de tipos metálicos. En los sistemas de composición se ha producido una evolución constante hasta desembocar en los actuales sistemas de composición, completamente electrónicos.
Esta evolución ha ido influyendo a lo largo de todo su proceso en la apariencia y en la estructura de la letra, tanto para ganar calidad y legibilidad de su forma como para evolucionar en un sentido puramente estilístico, ya que la aparición de nuevos y más avanzados sistemas de fotocomposición permitió ir matizando los diseños, así como complicando el trazado de la letra, avances estéticos imposibles de conseguir con anterioridad debido a problemas meramente técnicos. Se trata de una evolución que es necesario conocer.
En cuanto a la legibilidad, se considera que los textos de largo alcance se leen más fácilmente cuando se presentan en caja baja y en una familia tipográfica de estilo romana antigua como por ejemplo la Garamond.
Como resultado de la historia y la evolución en la tipografía vemos hoy en día a la misma clasificada meticulosamente entre fuentes, y entre características similares del mismo tipo, familias.
Sin embargo, antes de su evolución, como toda historia, tuvo un comienzo, y para esto, la mejor forma de ello podemos observalo en simples ejercicios de un alfabeto creado a partir de figuras geométricas básicas como lo son el circulo, cuadrado y triángulo.
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